Yo era.
Era aquella disonancia, un intervalo de séptima en tu cadencia perfecta.
No había sido musa, pero mi blusa había dormido escondida bajo tu almohada.
Y creía que así el tiempo se acobardaría, y lo que era un compás ternario acabaría en un dos por cuatro, con voces homofónicas entonando a la vez la escala de Do Mayor, que sin alteraciones hacía más tranquilas las melodías de tu cuerpo.
Pero me quedé en un s t a c c a t o constante al pasar sobre tus cuerdas, porque no dejabas que avanzara, e inventé el compás de "uno solitario" para bailar mi suite sin pareja.
Y de fondo, una viola, que dicen que suena más melancólica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario