jueves, 11 de septiembre de 2014

Las constelaciones de cada beso.

Creo que he olvidado cómo se contaban las estrellas desde que no lo hacemos juntos, y es que dicen que no se utiliza la misma técnica si lo haces solo.
También he olvidado lo fría que estaba la hierba por las noches y lo poco que nos importaba al tumbarnos en ella, al igual que he olvidado el tacto de tus labios.


Pero puedo recordar que sabían a amaneceres, y resultaba irónico sentir el calor del Sol mientras la Luna nos alumbraba. 
Estaban llenos de las mismas estrellas que observaban desde el cielo y jugábamos a encontrar constelaciones entre cada beso.


Ya no sé a qué sonaba tu nombre cuando lo pronunciaba, aunque algunas noches cuando parece que duermo, lo susurro en silencio, así como en un ritual es busca invocar en el lado derecho de la cama el calor de tu cuerpo. 


Desde que te has ido, nadie ha sido más importante de lo que soy yo para mi, pero sigo guardándote dentro, y así tomar la misma importancia juntos ya que estamos lejos.


Podría haber durado más, pero comenzaría a amontonarse la monotonía, y tú odiabas repetir las cosas que no sucedían. 


No recuerdo haber amado a nadie antes.
Tampoco tuve intención de volver a hacerlo.

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