miércoles, 18 de mayo de 2016

Mi apocalipsis.

Vuelven los demonios, y vuelan.
Esta vez vuelan sobre mi cabeza que cubren de nubes negras.
Luces incandescentes que de rojo sangre se tiñen.
La Gracia ya había sido negada incontables veces. Negada y aún así, ateos desollaban sus rodillas por continuar rezando pues como un juego de niños el suelo parece de lava, y arde, y quema recuerdos a la par que sentimientos de amantes rezagados.
No hay ángeles que me salven desde que sé que el favorito de Dios es el príncipe del infierno.

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